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Los menores dedican hora y media a navegar por webs no recomendables sin control alguno

Los menores dedican 1 hora y 23 minutos diarios a nevegar en Internet y en su inmensa mayoría por webs para adultos o con contenidos no recomendados.El 87,5% de las visitas efectuadas a «páginas no recomendadas» -se han analizado 1.270 visitas- se dirigen a la categoría de «sexo/ pornografía», con una media de permanencia de 76 segundos, seguida de la categoría de «juegos» con un 8,2% de las visitas y 4.6 minutos de permanencia, y la de «apuestas», con un 7,2% y un minuto de permanencia en la página. Por ultimo, es destacable la categoría «sectas» que siendo solo un 2% de las visitas tiene el récord de permanencia con un promedio de 5 minutos. Son los datos obtenidos del análisis de las más de 145.000 páginas web visitadas por los usuarios del servicio Danba.

El 86% de los menores accede a terminales sin ningún sistema de filtrado permitiendo la visita a páginas de alto riesgo. Como consecuencia, uno de cada dos menores en España accede de forma regular a páginas no apropiadas o utiliza Internet de forma compulsiva/adictiva. Según datos de Anesvad, en Internet existen alrededor de cuatro millones de webs cuyo contenido es inapropiado para niños y adolescentes, y se calcula que cada día se crean, al menos, 500 sitios con las mismas características.

Los chats son también una herramienta de alto riesgo y un 45% de los menores admite que se conecta habitualmente. Como consecuencia de su uso indebido, el 30% afirma que ya ha facilitado su número de teléfono o dirección en alguna ocasión durante sus conexiones, y el 14% asegura que ha concertado una cita con un desconocido.

Fuente: lavozdegalicia.es

La mayoría de las infracciones de los menores en la red se hace desde casa

El robo de claves de correo electrónico, la usurpación de identidad en el messenger, colgar imágenes de terceros sin su consentimiento en los portales de las redes sociales o incluso crear perfiles de otros sin su permiso son algunas de las conductas cada vez más habituales de los menores en la red. Este comportamiento puede costar la cárcel. Por ejemplo, el robo de claves está penado con hasta cuatro años de prisión; la usurpación de la identidad en el messenger puede costar otros tres años de cárcel, a los que se suma una hipotética condena por injurias o amenazas.

Los colegios, sobre todo los denominados TIC, están medianamente alertados de estos riesgos. Ayer, más de un centenar de coordinadores TIC acudieron a una jornada formativa organizada por la Sección de Delitos Tecnológicos de la Fiscalía de Málaga, en colaboración con la Delegación de Educación y la Policía Nacional. Entre esta multitud estaba Francisco Jesús Martínez, responsable TIC del colegio Salvador Rueda, quien incluso considera una «ventaja social» que estos comportamientos sucedan y se detecten en la escuela «porque se pueden abordar y resolver y es una oportunidad pedagógica para todos».

Sin embargo, todos los indicios apuntan que estas conductas tienen lugar sobre todo en la casa, en la que los menores tienen acceso sin control a ordenadores. La pelota, por tanto, no sólo está en la escuela, sino también en el domicilio familiar donde los padres, en la mayoría de los casos al borde del analfabetismo tecnológico son responsables de una generación sobrada en conocimientos digitales pero no demasiado consciente de sus consecuencias. Por ejemplo, es frecuente que ignoren que «internet deja rastro», es decir que los contenidos que por ejemplo se depositan en una red social pueden ser extraídos y manipulados.

Fernández-Llebrez equiparó las imágenes que se cuelgan en redes sociales como Facebook, Tuenti o Twitter con «pegar fotos personales en una farola». Los chicos suelen ser candorosos y creer a pie juntillas en la identidad de sus interlocutores en los chat. Además, son usuarios activos de los programas P2P como el emule. «Se descargan contenidos que dejan en carpetas que tardan semanas en abrir. En muchas ocasiones esos ficheros ocultan pornografía», alertó ayer el jefe del grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional, Antonio Domínguez. Desconocer el contenido no exime de la responsabilidad penal.

Desde este inspector policial, hasta el fiscal de Delitos Tecnológicos, Jacobo Fernández-Llebrez, y el delegado de Educación, Antonio Escámez fueron unánimes al señalar que una medida tan eficaz como simple para detectar que los menores incurran en conductas delictivas o sean víctimas de ellas reside, simplemente, en impedir que tengan el ordenador en su dormitorio. En su opinión, debe de estar en una habitación común.

Otra fórmula eficaz es instalar filtros que impidan el acceso a determinadas páginas. Incluso el fiscal Fernández-Llébrez llegó a relacionar la irresponsabilidad paterna por no disponer de estas barreras con «ir con el niño de la mano por los prostíbulos de la ciudad».

Los responsables de la Fiscalía y de la Policía animaron a los profesores a ayudar a los padres a evitar que los menores sean sujetos activos o pasivos de la delincuencia cibernética mediante actitudes que tampoco exigen un gran conocimiento de las nuevas tecnologías. Apostaron por estar al tanto de las relaciones personales de los menores, aunque con la prevención de que siempre prima el derecho a la intimidad sobre el de la educación. Ya ha habido chicos que han denunciado a sus padres por controlar sus conversaciones y han perdido.

Fuente: malagahoy.es

Una madre localiza al acosador de su hijo haciéndose pasar por él en el messenger

Para dar con la persona que sospechaba acosaba a su hijo de 15 años, una madre suplantó su identidad en el messenger y concertó una cita con el depredador. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han detenido a un joven de 22 años acusado de un presunto delito de corrupción de menores.

Fuentes de la investigación aseguran que la madre entró en el messenger y logró leer las conversaciones que éste mantenía con el arrestado y también charlar con él durante varios minutos.

Tras un rato comunicándose con el joven, que supuestamente le habría ofrecido dinero por favores sexuales pensando en todo momento que charlaba con el menor de 15 años, la madre logró concertar una cita con él en una céntrica calle de la ciudad de Vigo. Fuentes de la investigación aseguran además que el detenido habría ofertado dinero con anterioridad a su hijo, aunque éste se habría negado en todas las ocasiones.

Una vez que la madre logró citarse con este varón, llamó a la Policía Nacional, a la que relató sus sospechas y el presunto acoso al que estaba sometiendo el joven de 22 años a su hijo de 15. Además, les trasladó que acaba de concertar una cita con el varón en una calle de Vigo, donde se personaron los agentes para arrestarlo.

Fuente: farodevigo.es

El control en Internet empieza con la educación y sigue con el software

«Algunos padres piensan que el ordenador es una televisión y dejan al niño solo y no se dan cuenta de que él no se puede autoeducar», señala Mar Monsoriu, autora del libro Técnicas de Hacker para padres.

La clave se encuentra en que los padres se ocupen de la educación de sus hijos también en el entorno de las nuevas tecnologías, igual que cuando se tratan otros asuntos cotidianos.

Software, la última opción

«Si no se les controla ni se les da ninguna directriz, tenderán a meterse en líos por pura y dura ignorancia», sostiene la experta. Sólo ve útiles los programas de control horario porque «los chicos dedican un tiempo extraordinario a los videojuegos«. Con estos, los progenitores pueden asegurarse de que los niños usen el ordenador sólo cuando ellos estén en casa y que por las noches permanezca apagado.

Programas de control parental

Windows Vista dispone de un control parental que permite seleccionar los programas que se podrán usar y los sitios web que los niños no pueden visitar

Lo mismo sucede en el caso de Mac Os X, que ayuda a bloquear sitios web para que no se pueda navegar por ellos, o establecer límites de tiempo de uso a través de un calendario. Además, ofrece un registro que guarda los sitios web que han visitado los hijos, los programas que han abierto y las personas con las que han chateado.

Monsoriu aprecia desventajas en estos sistemas integrados porque el padre debe ser el administrador del equipo, y «eso no está al alcance de la mayoría». Los niños son los administradores porque «descubren que con ese perfil pueden instalar programas» mientras que los padres se quedan como simples usuarios.

Regular el chat

Otro programa de control parental es Chat Controller, que sirve para fijar a qué horas no se permite acceder a los principales programas de mensajería instantánea (Windows Live Messenger, Yahoo! Messenger, Skype o Google Talk, entre otros). Para Linux se puede encontrar Timekpr, mediante el cual se limita el tiempo de uso diario del ordenador.

Si se compra un móvil a un menor, conviene que sea de contrato y no de prepago, porque así los padres tendrán constancia de las llamadas que realiza

Fuente: consumer.es

Los padres españoles son los que menos controlan en Europa la navegación de sus hijos

Entre los padres europeos, los españoles son de los más preocupados por el uso que sus hijos hacen de Internet, pero de los que menos programas de filtrado y control utilizan en los ordenadores de sus hijos.

Según los investigadores del proyecto EU Kids Online, en el que participa la Universidad del País Vasco, el 50% de los padres españoles está «muy preocupados» y el 28,2% «bastante preocupado» por los contenidos sexuales y de violencia explícita que pueden ver sus hijos por internet y el teléfono móvil. España es el segundo país de la UE en el que los padres más hablan con sus hijos sobre la Red.

Estas cifras, recogidas en el Eurobarómetro de diciembre, superan la media europea, aunque están por debajo de Francia, Grecia, Portugal y Chipre. En cambio, el porcentaje de uso de programas de filtrado (42,7%) y monitorización (32,2%) de ordenadores es inferior a la media europea, que en el caso del Reino Unido llega al 77%.

La combinación de estos datos refleja, según los investigadores, que el nivel de conocimiento de Internet de los padres españoles es inferior al de los anglosajones y escandinavos, motivo por el que están más preocupados pero utilizan menos las herramientas disponibles para evitar un mal uso de internet por sus hijos.

España es el segundo país de la UE en el que los padres más hablan con sus hijos sobre lo que hacen en Internet y más se sientan con ellos ante el ordenador, y el tercero en cuanto a la revisión de las páginas visitadas y del correo electrónico y la mensajería instantánea de sus hijos.

Además, los españoles también son de los europeos que más prohíben usar el ordenador, hablar por Internet con personas desconocidas, «chatear» y utilizar el correo electrónico.

Fuente: 20minutos.es

Menores y ciberdelitos, una realidad evitable

La evolución de Internet, con nuevas aplicaciones y servicios y un ancho de banda adecuado para los contenidos audiovisuales, ha cambiado el papel de los “navegantes”. Ahora somos protagonistas activos y, como tales, responsables de nuestras acciones y ediciones. Artículo de Jorge Flores, coordinador del proyecto PantallasAmigas.

Los ciberdelitos: una nueva realidad

La actualidad cotidiana nos trae sucesos ilícitos que relacionan adolescentes y su actividad online. En muchos casos tienen que ver con el ciberbullying o ciberacoso (amenazas, injurias…) pero hay una abundante y variada casuística: delitos contra la intimidad, estafas, daños por intrusión en sistemas ajenos, distribución de pornografía infantil. Y si es bien cierto que siempre han podido darse conductas ilícitas entre los adolescentes, la forma, disponibilidad, variedad y alcance de las que ahora estamos presenciando poco o nada tienen que ver con realidades anteriores.

Desde su propia habitación pueden cometer un delito grave, incluso sin pretenderlo o sin ser conscientes de ello, en apenas 20 segundos. Por ejemplo, las amenazas que se vertieron en el fotolog del menor supuestamente implicado en el asesinato de la adolescente de Ripollet. Tuve ocasión de acceder a él horas antes de su clausura, como hicieron miles de adolescentes que, soliviantados, cometieron el delito de amenazar, de muerte en muchos casos. Al delito de amenaza le acompañan en este caso dos agravantes: hacerlo por escrito y por un medio que dificulta su identificación. Sacando este mismo comentario en una clase de cuarto de secundaria, pude observar dos cosas:

No les es fácil asimilar que la Ley se aplica en todo lugar y caso, también a los menores, también en la Red. Les cuesta asimilar que las leyes son iguales para los menores y para los mayores (aunque las sanciones se apliquen de diferente manera) y que en Internet (digamos la “vida real virtual”) opera de la misma manera que en la calle (llamemosle “vida real física”).

(…) conciben que el supuesto culpable podía ser objeto de todo tipo de linchamiento, aún sin estar probada su autoría. No se trata ya de una condena paralela, sino que le despojaron, al menos en su espíritu, de todos los derechos como ser humano.

Ignorantes de la Ley… y adolescentes

Muchos adolescentes no saben que chantajear por email, leer sin permiso los mensajes ajenos, ridiculizar con mentiras a través de una página web, usar la identidad de otra persona en el messenger… se corresponden en lo legal, mejor dicho, en lo ilegal, con nombres de delitos como amenaza con condición, interceptación de comunicaciones, difamación y usurpación de estado civil. Que de los delitos cometidos se deriva una responsabilidad penal (en función de tramos de edad) y una responsabilidad civil en forma, por lo general, de sanción económica por los daños y perjuicios ocasionados.

Adultos con limitaciones importantes

Desconocemos respecto a los adolescentes y sus implicaciones legales en Internet, dos realidades importantes:

* La gran diversidad de delitos que en Internet se pueden llegar a cometer de la manera más simple y su gravedad. Otro ejemplo: robo la contraseña de Messenger de alguien, me hago pasar por él, me entero de cosas privadas y las hago públicas. Tres en uno: interceptación de comunicaciones, usurpación de estado civil y revelación de secretos.
* Las muy diferentes formas en que la misma acción ilegal puede cobrar forma. Tanto es así que, incluso en el improbable caso de conocer las palabras y términos implicados, nos resultaría difícil visualizarlo y mucho más verbalizarlo. Si a esto le unimos el complejo “mundo legal” (ruego en este punto se me disculpen las incorrecciones al respecto, prueba evidente del encabezamiento del párrafo)… ¿estamos preparados para orientar a los menores en esta faceta de su “vida real virtual”?.

Contexto susceptible a los conflictos

Por si fuera poco, esta situación, además, tiende a agravarse por cuanto la Red sigue proporcionando un sustrato adecuado para quienes, de forma consciente o no, realizan conductas impropias:

* sensación de anonimato (“no pueden saber que soy yo”).
* sensación de impunidad (“mucha otra gente lo hace y no parece que les ocurra nada”).
* contenidos de carácter audiovisual cada vez más fáciles y cómodos de crear, transmitir y publicar (ya se pueden subir desde el móvil sin pasar siquiera por el ordenador).
* redes sociales crecientes en número, variedad y adeptos, con abundancia de datos y material gráfico, inviables para cualquier intento de supervisión estricta de las actividades de sus usuarios online.
* herramientas o utilidades de “hacking” cada vez más sofisticadas y al alcance de un mayor número de internautas.
* nuevas formas de delito que se expanden con suma celeridad y mutan incluso antes de que se hayan podido tomar medidas contra las mismas.
* renovadas posibilidades de la Web 2.0, que hacen del internauta un protagonista cada vez más activo e influyente en la creación de contenidos de todo tipo.

La información como necesidad imperiosa

¿Qué se puede hacer? Sí, lo de siempre, educar… empezando en casa con “lo de los límites” y todo eso. Promover valores… bien también… ¿y si empezamos por algo de verdad mucho más sencillo? ¿Por qué no aprendemos los adultos un poquito de eso que les y nos afecta y, de paso, se lo contamos a ellos?.

Concluyo con dos cuestiones:

* Me consta que los adolescentes no saben “de estas cosas”, porque entre otras razones nadie les ha enseñado ni les ha facilitado su acercamiento al asunto, arduo de por sí.
* Creo que si supieran qué es ilegal y qué consecuencias tiene, muchos dejarían de hacer cosas que están haciendo ahora siendo o no conscientes de su ilegalidad.

La apuesta es clara. Aunque a todos nos gustaría una ciudad con los coches bien aparcados por aquello del respeto a los demás (la “ética y la cívica”, que fue una asignatura de algunos en el cole en una determinada época) quizás tengamos que optar de momento por una ciudad con los coches mejor aparcados por unos conductores temerosos de las multas y las sanciones, e informados en consecuencia de en qué lugares está permitido aparcar. No podemos quejarnos de los vehículos mal estacionados si no colocamos de manera visible las señales y damos a conocer las consecuencias de su incumplimiento, esto es, si no facilitamos a los conductores la información que van a tomar en cuenta a la hora de decidir cómo aparcar: dónde se puede y qué pasa si no se hace bien.

Fuente:inteco.es