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Un nuevo web ofrece consejos para el control parental de las webcams de los menores

Según el estudio La Generación Interactiva en España, el 30% de los niños de 6 a 9 años afirma tener y utilizar la webcam; porcentaje que alcanza el 55% en niños y adolescentes de 10 a 18 años.

Gracias al acuerdo alcanzado entre Generaciones Interactivas y PantallasAmigas, se pone en marcha CuidadoConLaWebcam.com, web que tiene como misión promover el uso responsable de la webcam y la prevención de los riesgos asociados a la misma, entre niños y adolescentes. Por medio de este proyecto, se pretende informar, advertir, y aconsejar de manera lúdica y atractiva sobre la utilización de este dispositivo cada vez más común en los hogares y los centros educativos.

Ilustración de una de las animaciones de CuidadoConLaWebcam.com

Este nuevo web contiene diferentes historias animadas que inciden en las oportunidades que la webcam brinda a los usuarios: poder comunicarse con sus seres queridos y amigos; acercar las relaciones a un golpe de ratón, salvando cientos de kilómetros; potenciar las relaciones intergeneracionales, etc.

Por otro lado, advierte de algunos riesgos propios de la utilización de esta tecnología que deben tenerse muy en cuenta. Así, estas animaciones ejemplifican las situaciones de riesgo más frecuentes en el uso de la cámara web, como son la divulgación imprudente o inconsciente de imágenes o datos personales, su utilización para inducir al engaño respecto a la identidad real, la posibilidad de ser grabado por aquellos a quienes mostramos nuestras imágenes, o la activación remota por parte de terceros de la webcam mediante el uso de malware.

CuidadoConLaWebcam.com tiene una utilidad divulgativa y didáctica, ofreciendo contenidos tanto para las personas adultas (educadores, padres y madres) como para los propios niños y, sobre todo, adolescentes. También se recogen diferentes consejos de uso y una puntual revista de prensa sobre la actualidad más destacada en este campo.

El Foro Generaciones Interactivas y PantallasAmigas han firmado un acuerdo de colaboración para impulsar campañas educativas y de divulgación en sus respectivos campos de actuación, a través de materiales multimedia.

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La Guía e-Legales previene a los adolescentes para que no cometan delitos en Internet

e-legalesLa mayoría de los chicos de 14 a 18 años que utilizan internet de forma habitual desconocen que muchas de las prácticas más normales de su manejo son delitos castigados por la ley, y para que lo entiendan fácilmente el Defensor del Menor ha editado una guía en la que se comentan casos concretos.

La guía les enseña, por ejemplo, que son delitos prácticas como colgar un vídeo sexual de un compañero (delito contra la libertad sexual, prisión de uno a cuatro años) o hacer un comentario de apoyo a un grupo xenófobo (uno a dos años de cárcel).

Y esta situación, ha señalado este miércoles el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, es mucho más frecuente de lo que se imagina y no tan inocua.

Más delitos graves

El primer problema, ha explicado, es que los chicos desconocen que pueden estar cometiendo delitos, pero también lo es la incapacidad de los adultos que les rodean para prevenirles y ayudarles y, peor aún, algunos conceptos erróneos como que en la red nadie sabe quién eres, que no ocurre nada si todo el mundo lo hace, o que no se puede encausar a un menor.

Por ello, el Defensor del Menor y PantallasAmigas, han elaborado la guía «e-Legales» dirigida tanto a los menores como a sus profesores y padres con información clara y accesible sobre qué es delito, de qué gravedad y qué hacer si eres tú la víctima.

Según el Defensor, se ha constatado un incremento en el número de menores que participan en delitos graves por internet relacionados sobre todo con violentar la intimidad personal o sexual, el acoso escolar o la difusión de actitudes sexistas o violentas.

«Lo realmente útil es actuar ante los delitos que tienen una incidencia directa en las personas: desprestigiar a un compañero en la red o violentar su página web, o la de un profesor. Esto tiene consecuencias demoledoras para los chavales», reflexiona Canalda.

Jorge Flores, el director de PantallasAmigas, detalla que ahora los menores son también editores de contenidos audiovisuales en la red, «tienen una responsabilidad con respecto a lo que publican y no tienen referentes: nadie les ha sabido advertir».

«Robar una contraseña es un delito y hacerse pasar por alguien también, y lo hacen con mucha alegría», explica Flores, mientras Canalda ha pedido que también se considere delito la apología de la anorexia o la bulimia, como sucede en otros países, pero no en España.

Fuente: 20minutos.es

La mayoría de las infracciones de los menores en la red se hace desde casa

El robo de claves de correo electrónico, la usurpación de identidad en el messenger, colgar imágenes de terceros sin su consentimiento en los portales de las redes sociales o incluso crear perfiles de otros sin su permiso son algunas de las conductas cada vez más habituales de los menores en la red. Este comportamiento puede costar la cárcel. Por ejemplo, el robo de claves está penado con hasta cuatro años de prisión; la usurpación de la identidad en el messenger puede costar otros tres años de cárcel, a los que se suma una hipotética condena por injurias o amenazas.

Los colegios, sobre todo los denominados TIC, están medianamente alertados de estos riesgos. Ayer, más de un centenar de coordinadores TIC acudieron a una jornada formativa organizada por la Sección de Delitos Tecnológicos de la Fiscalía de Málaga, en colaboración con la Delegación de Educación y la Policía Nacional. Entre esta multitud estaba Francisco Jesús Martínez, responsable TIC del colegio Salvador Rueda, quien incluso considera una «ventaja social» que estos comportamientos sucedan y se detecten en la escuela «porque se pueden abordar y resolver y es una oportunidad pedagógica para todos».

Sin embargo, todos los indicios apuntan que estas conductas tienen lugar sobre todo en la casa, en la que los menores tienen acceso sin control a ordenadores. La pelota, por tanto, no sólo está en la escuela, sino también en el domicilio familiar donde los padres, en la mayoría de los casos al borde del analfabetismo tecnológico son responsables de una generación sobrada en conocimientos digitales pero no demasiado consciente de sus consecuencias. Por ejemplo, es frecuente que ignoren que «internet deja rastro», es decir que los contenidos que por ejemplo se depositan en una red social pueden ser extraídos y manipulados.

Fernández-Llebrez equiparó las imágenes que se cuelgan en redes sociales como Facebook, Tuenti o Twitter con «pegar fotos personales en una farola». Los chicos suelen ser candorosos y creer a pie juntillas en la identidad de sus interlocutores en los chat. Además, son usuarios activos de los programas P2P como el emule. «Se descargan contenidos que dejan en carpetas que tardan semanas en abrir. En muchas ocasiones esos ficheros ocultan pornografía», alertó ayer el jefe del grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional, Antonio Domínguez. Desconocer el contenido no exime de la responsabilidad penal.

Desde este inspector policial, hasta el fiscal de Delitos Tecnológicos, Jacobo Fernández-Llebrez, y el delegado de Educación, Antonio Escámez fueron unánimes al señalar que una medida tan eficaz como simple para detectar que los menores incurran en conductas delictivas o sean víctimas de ellas reside, simplemente, en impedir que tengan el ordenador en su dormitorio. En su opinión, debe de estar en una habitación común.

Otra fórmula eficaz es instalar filtros que impidan el acceso a determinadas páginas. Incluso el fiscal Fernández-Llébrez llegó a relacionar la irresponsabilidad paterna por no disponer de estas barreras con «ir con el niño de la mano por los prostíbulos de la ciudad».

Los responsables de la Fiscalía y de la Policía animaron a los profesores a ayudar a los padres a evitar que los menores sean sujetos activos o pasivos de la delincuencia cibernética mediante actitudes que tampoco exigen un gran conocimiento de las nuevas tecnologías. Apostaron por estar al tanto de las relaciones personales de los menores, aunque con la prevención de que siempre prima el derecho a la intimidad sobre el de la educación. Ya ha habido chicos que han denunciado a sus padres por controlar sus conversaciones y han perdido.

Fuente: malagahoy.es

Una madre localiza al acosador de su hijo haciéndose pasar por él en el messenger

Para dar con la persona que sospechaba acosaba a su hijo de 15 años, una madre suplantó su identidad en el messenger y concertó una cita con el depredador. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han detenido a un joven de 22 años acusado de un presunto delito de corrupción de menores.

Fuentes de la investigación aseguran que la madre entró en el messenger y logró leer las conversaciones que éste mantenía con el arrestado y también charlar con él durante varios minutos.

Tras un rato comunicándose con el joven, que supuestamente le habría ofrecido dinero por favores sexuales pensando en todo momento que charlaba con el menor de 15 años, la madre logró concertar una cita con él en una céntrica calle de la ciudad de Vigo. Fuentes de la investigación aseguran además que el detenido habría ofertado dinero con anterioridad a su hijo, aunque éste se habría negado en todas las ocasiones.

Una vez que la madre logró citarse con este varón, llamó a la Policía Nacional, a la que relató sus sospechas y el presunto acoso al que estaba sometiendo el joven de 22 años a su hijo de 15. Además, les trasladó que acaba de concertar una cita con el varón en una calle de Vigo, donde se personaron los agentes para arrestarlo.

Fuente: farodevigo.es

Menores y ciberdelitos, una realidad evitable

La evolución de Internet, con nuevas aplicaciones y servicios y un ancho de banda adecuado para los contenidos audiovisuales, ha cambiado el papel de los “navegantes”. Ahora somos protagonistas activos y, como tales, responsables de nuestras acciones y ediciones. Artículo de Jorge Flores, coordinador del proyecto PantallasAmigas.

Los ciberdelitos: una nueva realidad

La actualidad cotidiana nos trae sucesos ilícitos que relacionan adolescentes y su actividad online. En muchos casos tienen que ver con el ciberbullying o ciberacoso (amenazas, injurias…) pero hay una abundante y variada casuística: delitos contra la intimidad, estafas, daños por intrusión en sistemas ajenos, distribución de pornografía infantil. Y si es bien cierto que siempre han podido darse conductas ilícitas entre los adolescentes, la forma, disponibilidad, variedad y alcance de las que ahora estamos presenciando poco o nada tienen que ver con realidades anteriores.

Desde su propia habitación pueden cometer un delito grave, incluso sin pretenderlo o sin ser conscientes de ello, en apenas 20 segundos. Por ejemplo, las amenazas que se vertieron en el fotolog del menor supuestamente implicado en el asesinato de la adolescente de Ripollet. Tuve ocasión de acceder a él horas antes de su clausura, como hicieron miles de adolescentes que, soliviantados, cometieron el delito de amenazar, de muerte en muchos casos. Al delito de amenaza le acompañan en este caso dos agravantes: hacerlo por escrito y por un medio que dificulta su identificación. Sacando este mismo comentario en una clase de cuarto de secundaria, pude observar dos cosas:

No les es fácil asimilar que la Ley se aplica en todo lugar y caso, también a los menores, también en la Red. Les cuesta asimilar que las leyes son iguales para los menores y para los mayores (aunque las sanciones se apliquen de diferente manera) y que en Internet (digamos la “vida real virtual”) opera de la misma manera que en la calle (llamemosle “vida real física”).

(…) conciben que el supuesto culpable podía ser objeto de todo tipo de linchamiento, aún sin estar probada su autoría. No se trata ya de una condena paralela, sino que le despojaron, al menos en su espíritu, de todos los derechos como ser humano.

Ignorantes de la Ley… y adolescentes

Muchos adolescentes no saben que chantajear por email, leer sin permiso los mensajes ajenos, ridiculizar con mentiras a través de una página web, usar la identidad de otra persona en el messenger… se corresponden en lo legal, mejor dicho, en lo ilegal, con nombres de delitos como amenaza con condición, interceptación de comunicaciones, difamación y usurpación de estado civil. Que de los delitos cometidos se deriva una responsabilidad penal (en función de tramos de edad) y una responsabilidad civil en forma, por lo general, de sanción económica por los daños y perjuicios ocasionados.

Adultos con limitaciones importantes

Desconocemos respecto a los adolescentes y sus implicaciones legales en Internet, dos realidades importantes:

* La gran diversidad de delitos que en Internet se pueden llegar a cometer de la manera más simple y su gravedad. Otro ejemplo: robo la contraseña de Messenger de alguien, me hago pasar por él, me entero de cosas privadas y las hago públicas. Tres en uno: interceptación de comunicaciones, usurpación de estado civil y revelación de secretos.
* Las muy diferentes formas en que la misma acción ilegal puede cobrar forma. Tanto es así que, incluso en el improbable caso de conocer las palabras y términos implicados, nos resultaría difícil visualizarlo y mucho más verbalizarlo. Si a esto le unimos el complejo “mundo legal” (ruego en este punto se me disculpen las incorrecciones al respecto, prueba evidente del encabezamiento del párrafo)… ¿estamos preparados para orientar a los menores en esta faceta de su “vida real virtual”?.

Contexto susceptible a los conflictos

Por si fuera poco, esta situación, además, tiende a agravarse por cuanto la Red sigue proporcionando un sustrato adecuado para quienes, de forma consciente o no, realizan conductas impropias:

* sensación de anonimato (“no pueden saber que soy yo”).
* sensación de impunidad (“mucha otra gente lo hace y no parece que les ocurra nada”).
* contenidos de carácter audiovisual cada vez más fáciles y cómodos de crear, transmitir y publicar (ya se pueden subir desde el móvil sin pasar siquiera por el ordenador).
* redes sociales crecientes en número, variedad y adeptos, con abundancia de datos y material gráfico, inviables para cualquier intento de supervisión estricta de las actividades de sus usuarios online.
* herramientas o utilidades de “hacking” cada vez más sofisticadas y al alcance de un mayor número de internautas.
* nuevas formas de delito que se expanden con suma celeridad y mutan incluso antes de que se hayan podido tomar medidas contra las mismas.
* renovadas posibilidades de la Web 2.0, que hacen del internauta un protagonista cada vez más activo e influyente en la creación de contenidos de todo tipo.

La información como necesidad imperiosa

¿Qué se puede hacer? Sí, lo de siempre, educar… empezando en casa con “lo de los límites” y todo eso. Promover valores… bien también… ¿y si empezamos por algo de verdad mucho más sencillo? ¿Por qué no aprendemos los adultos un poquito de eso que les y nos afecta y, de paso, se lo contamos a ellos?.

Concluyo con dos cuestiones:

* Me consta que los adolescentes no saben “de estas cosas”, porque entre otras razones nadie les ha enseñado ni les ha facilitado su acercamiento al asunto, arduo de por sí.
* Creo que si supieran qué es ilegal y qué consecuencias tiene, muchos dejarían de hacer cosas que están haciendo ahora siendo o no conscientes de su ilegalidad.

La apuesta es clara. Aunque a todos nos gustaría una ciudad con los coches bien aparcados por aquello del respeto a los demás (la “ética y la cívica”, que fue una asignatura de algunos en el cole en una determinada época) quizás tengamos que optar de momento por una ciudad con los coches mejor aparcados por unos conductores temerosos de las multas y las sanciones, e informados en consecuencia de en qué lugares está permitido aparcar. No podemos quejarnos de los vehículos mal estacionados si no colocamos de manera visible las señales y damos a conocer las consecuencias de su incumplimiento, esto es, si no facilitamos a los conductores la información que van a tomar en cuenta a la hora de decidir cómo aparcar: dónde se puede y qué pasa si no se hace bien.

Fuente:inteco.es