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No educar y vigilar a nuestros hijos en el uso de Internet puede ser castigado por la Justicia

Ilustración sexting -> ciberbullyingUn juez de Las Palmas ha condenado a pagar una indemnización de 5.000 euros al padre de un menor que publicó en la red social online Tuenti una fotografía de otra menor, de 15 años, con comentarios ofensivos. La sentencia considera responsable al progenitor por no vigilar el uso de Internet que hacía su hijo (culpa in vigilando) y por no educarle adecuadamente en un uso responsable.

Los hechos ocurrieron en octubre de 2008, cuando el menor publicó en su perfil de Tuenti una foto de una chica de 15 años en ropa interior junto al texto: «Fefi la loca se te aparecerá esta noche para hacerte una felación. Para protegerte de su ataque envía esta foto a 10 de tus contactos, hazlo rápido o Fefi se te adelantará».

Los dos menores residentes en Las Palmas, no se conocían entre ellos. La fotografía la había publicado la propia chica en su zona privada, de acceso restringido, de la red social. Esto no evitó su difusión al resto de usuarios: de hecho, la propia menor se enteró de su difusión a través del perfil de un amigo.

El hecho dañó gravemente a la adolescente: según el informe psicológico realizado, la menor presentaba un síndrome depresivo al ser víctima de ciberbullying, que se mantuvo pese a cambiarse de colegio: no tardaron en reconocerla, la situación se agravó y perdió todo el curso.

El joven que robó la imagen animó a sus conocidos en Tuenti a realizar comentarios vejatorios, que de hecho se realizaron. Una compañera intentó advertirle de su comportamiento poco ético, de que estaba siendo ofensivo, a lo cual hizo caso omiso.

Cuando la policía se puso en contacto con el menor, éste eliminó rápidamente la foto y pidió disculpas en la misma página, aunque ello no ha evitado que el juez dictara una indemnización de 5.000 euros por el trauma causado a la joven al convertirla en objeto de burla.

Fuente: El Mundo

El siguiente vídeo de PantallasAmigas trata precisamente de cómo prevenir los riesgos para nuestra privacidad en las redes sociales. No pensemos que por tener los fotos como privadas, en algún lugar de la Red, estamos a salvo de sufrir consecuencias desagradables a partir de ellas:

¿Tienes privacidad de verdad en las redes sociales?

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Supervisar el uso que hacen los menores de Internet no es espiarles

Jorge Flores, director de PantallasAmigas (Foto: Eroski - Consumer)

La Revista Consumer acaba de publicar una entrevista con el fundador de PantallasAmigas, Jorge Flores Sigue al director de PantallasAmigas en Twitter. Extraemos algunas de sus declaraciones:

Es necesario desarrollar el espíritu crítico por parte de los menores mediante la información y el asesoramiento.

La responsabilidad recae en padres, educadores, psicólogos… En todos. Nosotros trabajamos en ello de forma profesional a través de la elaboración de guías, de la impartición de cursos, de creación de materiales didácticos en colaboración con las distintas administraciones, etc.

Yo he conocido a madres que sin tener grandes conocimientos en el tema tienen claras las cuatro cosas que hay que saber. Ahora bien, cuando un padre o una madre adquieren cierta competencia tecnológica la comunicación con su hijo será más fácil.

Se pueden resumir en una: conseguir que sus hijos tengan la confianza en los padres para pedirles ayuda. Deben saber que su responsabilidad es ayudarles ante un problema, sepan o no de tecnología. Todos los estudios dicen que cuando hay un problema lo último que hacen los hijos es pedir ayuda a los padres, ya sea por una falta de confianza, o porque quieren evitar las represalias, que les quiten el móvil, el ordenador… Llega un momento en el que no aguantan más y entienden que la única salida es pedir ayuda. Es cuando los casos llegan a los padres o a la policía.

El sexting entre los menores es una situación más común de lo que creemos. Si una madre lo descubre no puede decirle a su hija que ha accedido a su teléfono sin su permiso, pero está en su deber advertirle sobre el peligro del envío de esas imágenes porque podría hallarse ante un caso de corrupción de menores. La madre debería intentar que la hija confesara que algo le está pasando, que está sufriendo un acoso. Con este fin le recomendaría a la madre que accediera a unas páginas donde aparecen chicos y chicas que han sufrido acosos y que las vieran juntas. Si esta chica ve lo que puede llegar a pasarle es posible que pida ayuda antes. Si, aun así no habla, entonces los padres deben hacer una consulta con la policía y guardar las pruebas.

Los menores son sujetos de todos los derechos pero los padres y madres tienen a su vez el deber de protección. La barrera entre respeto a la privacidad y protección debería ser móvil o variable en función de cómo sea el propio menor, de su edad y de si ha detectado algún indicio de que pueda sufrir un problema. En principio no hay por qué estar obsesionados pero sí supervisar sus prácticas.

En esta supervisión ayuda el lugar en el que esté colocado el ordenador en casa. Es conveniente, sobre todo cuando los hijos son pequeños, que el ordenador se encuentre situado en una zona común del hogar. Esto no significa que los padres puedan espiar, solo que vayan a supervisar. Se trata de asegurarse de que a las tres de la mañana el menor no esté chateando. Es una ayuda. No podemos permitir que el ordenador sea un gueto más en el entorno familiar, que bastantes hay ya.

Fuente: Revista Consumer
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Supervisar el uso de Internet de nuestros hijos no es espiarles

Seis razones para ubicar el ordenador en un lugar común del hogarColocar el ordenador en un lugar de tránsito común del hogar venía siendo una recomendación habitual. Sin embargo, ha habido opiniones que pueden apuntar en sentido contrario. Ello merece bien la pena una profunda reflexión.

Desde luego, el lugar que ocupe el ordenador de nuestros hijos en el hogar no es la cuestión fundamental para la seguridad y la educación de hijos e hijas en la Red. No obstante, debe ser una decisión consciente ya que este aspecto puede tener su relevancia y, en esta tarea tan importante y sensible, cualquier elemento de ayuda es bienvenido.

¿En qué pensamos cuando hablamos de un lugar común para la supervisión?

Primero, para tratar de fijar un punto de partida común, pensemos para este pequeño ensayo en un chico o una chica de 9 a 13 años. Entendemos que la labor de supervisión básica significa que en alguna ocasión el padre o la madre circula por esa zona común del hogar de una forma tal que no puede leer lo que hay en la pantalla. No es una labor de patrulla y mucho menos de espionaje. De manera eventual, o si se da el caso extraordinario ante signos que puedan parecer extraños, puede aproximarse a la pantalla, despacio y haciéndose notar, y tratar de iniciar una charla en relación a lo que en ese momento puede estar aconteciendo.

¿Qué es lo que hay que tener presente en todo caso?

En segundo lugar, veamos cuáles son los puntos que, por obvios, gozan de un consenso pleno:

  • Niños, niñas y adolescentes tienen pleno derecho a su privacidad e intimidad, así como sus padres el deber de protección.
  • El acceso móvil a Internet (wi-fi, portátiles, teléfonos móviles, videoconsolas…) vuelve cada menos eficaz la supervisión por proximidad.
  • Es preciso educar en la confianza y ayudar a la formación de criterios y capacidades que faculten a niños, niñas y adolescentes para la plena autonomía que han de alcanzar.
  • Internet no es únicamente una magnífica herramienta para el desarrollo de los menores sino un medio o contexto imprescindible y natural para los mismos.
  • Hay una gran diversidad de familias, chavales y circunstancias por lo que no hay recetas universales. Sin embargo, a la hora de dar recomendaciones se debe hablar en general y teniendo en cuanta que muchas personas viven una realidad bastante distante de la de quienes nos dedicamos a tratar estos temas.
  • Existen en ocasiones riesgos que afectan a los menores (ciberbullying, grooming…) quienes, recordemos, deben ser objeto de especial protección.

Teniendo todo ello presente, desde PantallasAmigas abogamos por que, siendo posible, el ordenador no esté en una zona aislada sino común, especialmente antes del inicio de la adolescencia.

Seis razones para ubicar el ordenador en un lugar de fácil supervisión del hogar:

  1. Puede ser de gran ayuda en ciertas ocasiones. Sabemos que existen situaciones de riesgo, diversas y cambiantes, y también que no todos los menores y sus familias tienen las competencias para evitarlas y hacerlas frente. Es una realidad en la que esta medida puede resultar providencial, siquiera de forma casual. Además, aunque un 1% puede ser considerado un nivel bajo de prevalencia para un determinado riesgo, hay que recordar que hablamos de menores y que, además, para ese niño afectado y sus padres, la estadística se convierte en un 100%.
  2. La supervisión es una estrategia muy flexible. Supervisar es ver desde la distancia y nos permite adecuar ésta a las necesidades. Que el ordenador esté en un lugar común para poder ejercer la labor de supervisión no significa transgredir la privacidad o intimidad del menor. Tampoco presupone la necesaria aparición de riesgos. Es, en este caso, un simple apoyo para la labor de protección.
  3. Se trata de una ayuda no invasiva y no limitante en sí misma. Con frecuencia se compara la extensión de las conversaciones en las redes sociales con las llamadas de teléfono que hacíamos al llegar a casa después de estar con esas mismas amistades. ¿Acaso no podíamos hablar en casa por teléfono en presencia de nuestros padres siempre que no nos escucharan la conversación? ¡Claro que sí! ¿Qué problema hay entonces en usar la Red con ellos delante si no leen lo que hacemos? Si hay algo que, siendo un niño, no nos atrevemos a hacer en público quizás tampoco es imprescindible que pueda hacerse en privado, al menos desde el hogar.
  4. Permite intervenir contra el uso abusivo. Es una preocupación manifiesta y una realidad palpable y creciente que el abuso de la conexión a Internet (redes sociales, videojuegos…) resulta un problema en no pocas familias, afectando en ocasiones al rendimiento escolar y al descanso. La zona común permite verificar estas situaciones y contribuye a controlarlas.
  5. Ayuda a la detección de problemas relacionados con Internet. Los estudios manifiestan que, ante un problema en la Red, los menores no piden ayuda en casa. Sin embargo, cuando lo tienen, lo manifiestan externamente como cualquier otro. Ver sus reacciones ante la pantalla e incluso la frecuencia e intensidad de uso de la misma puede ponernos sobre la pista.
  6. Normaliza e integra la vida online de los menores en la vida familiar. Lejos de criminalizar la Red y ponerla bajo sospecha, puede suponer un ejercicio de normalización. Se recomienda encarecidamente que adultos y menores compartan el espacio digital y no constituya éste precisamente un entorno más de disgregación. Empecemos pues por evitar los tabiques.

Puede resultar incómodo, pero creemos que aporta muchas ventajas sin apenas inconvenientes en una labor tan importante como es contribuir al disfrute pleno y saludable de la Red por parte de la infancia y la adolescencia.

Jorge Flores Fernández
Director de PantallasAmigas

Publicado por Jorge Flores Fernández Sigue al director de PantallasAmigas en Twitter previamente en UnBlogEnRed.

Fuente: PantallasAmigas.

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Poner normas a los adolescentes reduce su sobreconsumo de Internet y otros medios electrónicos

Una encuesta realizada en los EEUU por la Kaiser Family Foundation (organización no lucrativa con sede en California dedicada a la información sobre la salud) ha puesto de relieve un gran aumento en el tiempo que los más jóvenes dedican a los medios electrónicos de entretenimiento. Los muchachos de entre 8 y 18 años pasan una media de 7 horas y 38 minutos al día (más de 53 horas a la semana) utilizando este tipo de medios, buena parte de las cuales pasan realizando multitarea mediática (usar más de un medio al mismo tiempo; p.ej. escuchar música mientras navegan por Internet): esto hace que esas horas equivalgan a 10:45 h de consumo mediático total. Este cómputo no incluye la hora y media que pasan enviando SMSs o la media hora que hablan por teléfono diariamente.

Según el estudio, los adolescentes y preadolescentes estadounidenses pasan prácticamente cada hora que están despiertos (excepto las horas de clase) utilizando un smart phone, un ordenador, la TV o algún otro dispositivo electrónico. Los resultados han sorprendido a sus autores por el imprevisto aumento desde la anterior edición de esta serie de estudios (1 h y 17 minutos más con respecto al estudio de 2004), y parece confirmar los temores de los padres de que sus hijos viven atados a este tipo de aparatos. Se achaca este aumento a la mayor disponibilidad de elementos portátiles como iPods o smart phones que llevan los medios electrónicos hasta los bolsillos y las camas de los adolescentes; de hecho el estudio refleja que los jóvenes pasan más tiempo escuchando música, jugando o viendo vídeos en sus móviles que hablando por ellos. El 66% posee su propio teléfono celular (en 2004 eran sólo el 39%).

Es significativo el descubrimiento que el estudio hace de la conexión entre un elevado uso de estos medios con los problemas de conducta o de rendimiento escolar. El 47% de los usuarios que pasaban 16 horas o más al día conectados a estos dispositivos, tenían notas bajas. También muestran más tendencia a sentirse aburridos o tristes o a meterse en problemas, llevarse mal con sus padres o no gustarles el colegio. El estudio no explica si son los medios electrónicos los que causan esos problemas o si, más bien, son los jóvenes con problemas los que acaban usando más esos medios.

El estudio Generación M2: Los media en las vidas de los jóvenes entre 8 y 18 años es el tercero que a nivel de los EEUU lleva a cabo esta fundación y es uno de los más completos que se publican sobre el uso que de los medios hace la juventud de aquel país. Se basa en una encuesta a más de 2.000 estudiantes realizada entre octubre de 2008 y mayo de 2009.

El uso medio de los jóvenes incluía:

  • 4,5 h de TV al día
  • 2,5 de música
  • 1,5 h de ordenador
  • 1,25 h de videojuegos
  • aprox. 0,5 h imprimiento cosas y 0,25 viendo películas

En cuanto a las actividades puramente online, incluyen:

  • redes sociales: 22 minutos/día; a partir del 7º curso, el 74% tiene un perfil en una red social online
  • juegos online: 17 minutos
  • vídeos online: 15 minutos
  • periódicos o revistas online: 2 minutos

Más del 70% de los adolescentes y preadolescentes tienen, según el estudio, una TV en su cuarto, y cerca de un tercio también tienen en él un ordenador con conexión a Internet. Los que menos tiempo pasan, lógicamente, son los que tienen normas como no ver la tele durante las comidas o en el cuarto, o tienen límites en su consumo de medios electrónicos (sólo representan un tercio de los encuestados). Casi la mitad de ellos afirmó que la TV estaba siempre encendida en su casa, aunque no hubiera nadie mirándola. Aunque el uso directo de TV ha disminuido, el hecho de que ahora se pueda acceder desde Internet, celulares o iPods ha producido un aumento en el total de consumo de contenido televisivo.

Los jóvenes estadounidenses que más tiempo pasan con estos medios son los de origen afroamericano o hispanoamericano, así como los tweens (entre 11 y 14). Esta disparidad étnica en el uso de los medios ha aumentado desde el anterior estudio.

Los autores del estudio reconocen que ya ha quedado desfasado en ciertos aspectos, pues cuando comenzaron las encuestas, uno de los usos más comunes hoy día, Twitter, aún no estaba tan extendido. Advierten de que los avances tecnológicos facilitan un consumo cada vez mayor de este tipo de medios, lo cual obliga a los investigadores sociales, a las administraciones y a los progenitores a estar al tanto del impacto que dichas tecnologías suponen para la vida de los menores.

Fuente: Kaiser Family Foundation y NY Times.

‘Descontrol’ parental en las compras de videojuegos y celulares a los niños

Los padres sufren presiones sociales para la compra de videojuegos y móviles, según la psiquiatra Carmen Merina quien considera que «muchos padres no soportan la presión del grupo social y sienten que son peores porque no les han comprado a sus hijos un determinado videojuego o un teléfono móvil». Añade que los casos de adicciones a los videojuegos o a internet se suelen producir en adolescentes y en adultos, aunque el origen del problema se genera en la infancia.

Según señala se propician situaciones absurdas al comprar videojuegos y otros aparatos a niños muy pequeños, en especial, en los regalos desbordantes y desmedidos de los Reyes o por la Primera Comunión.

Los juegos de ordenador o de consolas ofrecen a los niños una gratificación inmediata, por lo que les resulta más cómodo que los juegos tradicionales, en los que tienen que pensar o hacer ejercicio físico. Esta situación se produce en niños más impulsivos y, sobre todo, en menores que pasan mucho tiempo solos, por lo que necesitan una vía rápida de entretenimiento y satisfacción.

Merina recomienda que los niños más pequeños no utilicen el ordenador o los videojuegos y, a partir de ocho o nueve años, lo ideal sería que los usasen durante 30 ó 45 minutos y sólo cuando hayan acabado sus deberes, aunque matiza que «Lo importante no es el número de horas que se dedica a estos juegos, si no que el niño diversifique su tiempo».

Fuente: Soitu

Recomiendan a los padres que moderen el uso de los menores en Internet

La Unión de Consumidores de Jaén-UCe recomiendan a los padres, ante la llegada del verano, donde los menores pasarán más tiempo de ocio frente al ordenador, que «no bajen la guardia, ya que navegar por la red puede introducir en una espiral sin salida a los menores por los conocidos hackers”.

Así, ante los posibles peligros a los que se someten los niños y niñas cuando están conectados a internet, UCE-Jaén ha dado cuenta del decálogo para un uso adecuado, conforme a las recomendaciones que proceden de la Asociación Española de Pediatría. Entre esas recomendaciones del decálogo figura la de no poner el ordenador enla habitación de los menores o en cualquier caso poner la pantalla de forma que esté visible a quien entra o está en la habitación. Además, la UCE da cuenta de las últimas noticias sobre casos de pedofilia o acoso de jóvenes a través de la red.

Fuente: andaluciainformacion.es

Los menores dedican hora y media a navegar por webs no recomendables sin control alguno

Los menores dedican 1 hora y 23 minutos diarios a nevegar en Internet y en su inmensa mayoría por webs para adultos o con contenidos no recomendados.El 87,5% de las visitas efectuadas a «páginas no recomendadas» -se han analizado 1.270 visitas- se dirigen a la categoría de «sexo/ pornografía», con una media de permanencia de 76 segundos, seguida de la categoría de «juegos» con un 8,2% de las visitas y 4.6 minutos de permanencia, y la de «apuestas», con un 7,2% y un minuto de permanencia en la página. Por ultimo, es destacable la categoría «sectas» que siendo solo un 2% de las visitas tiene el récord de permanencia con un promedio de 5 minutos. Son los datos obtenidos del análisis de las más de 145.000 páginas web visitadas por los usuarios del servicio Danba.

El 86% de los menores accede a terminales sin ningún sistema de filtrado permitiendo la visita a páginas de alto riesgo. Como consecuencia, uno de cada dos menores en España accede de forma regular a páginas no apropiadas o utiliza Internet de forma compulsiva/adictiva. Según datos de Anesvad, en Internet existen alrededor de cuatro millones de webs cuyo contenido es inapropiado para niños y adolescentes, y se calcula que cada día se crean, al menos, 500 sitios con las mismas características.

Los chats son también una herramienta de alto riesgo y un 45% de los menores admite que se conecta habitualmente. Como consecuencia de su uso indebido, el 30% afirma que ya ha facilitado su número de teléfono o dirección en alguna ocasión durante sus conexiones, y el 14% asegura que ha concertado una cita con un desconocido.

Fuente: lavozdegalicia.es

Los padres argentinos no utilizan filtros de control parental

Debido al escaso control parental de los padres en la navegación de los menores y adolescentes argentinos, éstos se encuentran a menudo con contenidos peligrosos. Es una de las conclusiones del estudio que ha realizado el Grupo de Informática de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)

Los profesionales coinciden en la recomendación que el SAP hace en su estudio. “Es fundamental que los padres sepan la relación de sus hijos con esta herramienta informática”. La relación con ellos y el creciente grado de conocimiento de los menores puede ayudar a mitigar los peligros del ciberbullying o grooming.

Fuente: elperiodicoaustral.com

Aumenta el número de padres que contratan detectives para vigilar a sus hijos en Internet

En los últimos tres años, la demanda que hacen los padres de detectives que investigan la vida de sus hijos en Internet ha crecido un 200% en países como Chile o Colombia. Los padres que usan estos servicios son jóvenes profesionales, de no más de 40 años, que tienen hijos de entre ocho y 15 años. Y aunque saben de tecnología, no se manejan al nivel de sus hijos.

¿Han declinado los padres manejar los programas de control parental?

Juan Pablo Westphal, psicólogo infantil destaca que «lo que más preocupa a los padres son los vínculos afectivos que puedan generar los hijos en internet con gente desconocida», afirma. «Sin embargo, muchas veces son temores infundados y sobredimensionados».

El especialista aconseja tratar de incluirse en el mundo digital de los menores. «Es bueno que los papás conozcan a sus hijos por internet, que estén atentos a lo que hacen, que chateen con ellos, que compartan la PC», afirma Westphal. «Así será más facil poner límites».

«Es complicado caer en medidas como espiarlos, porque si se enteran van a sentir que no confían en ellos y terminar rompiendo el vínculo con los padres», explica. «El riesgo es demasiado alto».

Fuente: rafaela.com

La mayoría de las infracciones de los menores en la red se hace desde casa

El robo de claves de correo electrónico, la usurpación de identidad en el messenger, colgar imágenes de terceros sin su consentimiento en los portales de las redes sociales o incluso crear perfiles de otros sin su permiso son algunas de las conductas cada vez más habituales de los menores en la red. Este comportamiento puede costar la cárcel. Por ejemplo, el robo de claves está penado con hasta cuatro años de prisión; la usurpación de la identidad en el messenger puede costar otros tres años de cárcel, a los que se suma una hipotética condena por injurias o amenazas.

Los colegios, sobre todo los denominados TIC, están medianamente alertados de estos riesgos. Ayer, más de un centenar de coordinadores TIC acudieron a una jornada formativa organizada por la Sección de Delitos Tecnológicos de la Fiscalía de Málaga, en colaboración con la Delegación de Educación y la Policía Nacional. Entre esta multitud estaba Francisco Jesús Martínez, responsable TIC del colegio Salvador Rueda, quien incluso considera una «ventaja social» que estos comportamientos sucedan y se detecten en la escuela «porque se pueden abordar y resolver y es una oportunidad pedagógica para todos».

Sin embargo, todos los indicios apuntan que estas conductas tienen lugar sobre todo en la casa, en la que los menores tienen acceso sin control a ordenadores. La pelota, por tanto, no sólo está en la escuela, sino también en el domicilio familiar donde los padres, en la mayoría de los casos al borde del analfabetismo tecnológico son responsables de una generación sobrada en conocimientos digitales pero no demasiado consciente de sus consecuencias. Por ejemplo, es frecuente que ignoren que «internet deja rastro», es decir que los contenidos que por ejemplo se depositan en una red social pueden ser extraídos y manipulados.

Fernández-Llebrez equiparó las imágenes que se cuelgan en redes sociales como Facebook, Tuenti o Twitter con «pegar fotos personales en una farola». Los chicos suelen ser candorosos y creer a pie juntillas en la identidad de sus interlocutores en los chat. Además, son usuarios activos de los programas P2P como el emule. «Se descargan contenidos que dejan en carpetas que tardan semanas en abrir. En muchas ocasiones esos ficheros ocultan pornografía», alertó ayer el jefe del grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional, Antonio Domínguez. Desconocer el contenido no exime de la responsabilidad penal.

Desde este inspector policial, hasta el fiscal de Delitos Tecnológicos, Jacobo Fernández-Llebrez, y el delegado de Educación, Antonio Escámez fueron unánimes al señalar que una medida tan eficaz como simple para detectar que los menores incurran en conductas delictivas o sean víctimas de ellas reside, simplemente, en impedir que tengan el ordenador en su dormitorio. En su opinión, debe de estar en una habitación común.

Otra fórmula eficaz es instalar filtros que impidan el acceso a determinadas páginas. Incluso el fiscal Fernández-Llébrez llegó a relacionar la irresponsabilidad paterna por no disponer de estas barreras con «ir con el niño de la mano por los prostíbulos de la ciudad».

Los responsables de la Fiscalía y de la Policía animaron a los profesores a ayudar a los padres a evitar que los menores sean sujetos activos o pasivos de la delincuencia cibernética mediante actitudes que tampoco exigen un gran conocimiento de las nuevas tecnologías. Apostaron por estar al tanto de las relaciones personales de los menores, aunque con la prevención de que siempre prima el derecho a la intimidad sobre el de la educación. Ya ha habido chicos que han denunciado a sus padres por controlar sus conversaciones y han perdido.

Fuente: malagahoy.es